jueves, 20 de agosto de 2009

Permítame señor. Y disculpe si lo ofendo declarándole mi amor.

Usted a mí me provoca con sus ojos y su boca. Señor, usted me vuelve loca.

Me gusta su madurez, su manera de hablar.

Su forma de caminar, su mayoría de edad.

Su mirada, su presencia.



Y sobre todo, su experiencia.

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